lunes, 2 de octubre de 2017

Personas introvertidas versus personas extrovertidas



Las personas calladas suelen pasar desapercibidas. Rara vez se tiene en cuenta lo que hay tras esa apariencia serena, cauta y silenciosa. Son personas observadoras, exploradoras de los sentidos que conectan de forma más intensa con la realidad, con los pequeños detalles y con esos mundos sensibles que esconden universos variados y apasionantes.
Cada uno de nosotros procesamos la información de forma distinta, eso es algo que ya sabemos. Sin embargo, en ocasiones, se nos escapa que esas diferencias van ligadas sobre todo a nuestro estilo de personalidad. 

Esto es así por una razón muy concreta, a la vez que fascinante. Todo estímulo en el cerebro de la persona introvertida, hace un complejo recorrido vinculado a la memoria emocional, al análisis y la planificación. Por su parte, las personas más extrovertidas tienen un umbral de sensibilidad un poco menor a los estímulos y son muchos más rápidos a la hora de emitir una respuesta o iniciar una conducta.

No se trata ni mucho menos de ensalzar un estilo de personalidad por encima de otro. De hecho, la mayoría de nosotros podemos tener rasgos de ambas dimensiones, aunque nos encontremos más cerca de una de ellas. Lo que queremos exponer con esto es que a día de hoy, ese silencio en la persona introvertida sigue siendo mal entendido e incluso descuidado en los centros educativos.

Personas calladas, aves extrañas en un mundo de extrovertidos

Cada día, maestros y profesores ven en sus aulas a esos alumnos que, sentados en las últimas filas, se pasan toda la clase en silencio, absortos en un punto de la clase o garabateando secretamente en sus cuadernos. No les agrada responder en voz alta las preguntas ni interactuar en las lecciones. No funcionan de ese modo. Sin embargo, los centros educativos, e incluso las universidades, siguen valorando al alumno que participa, que diserta, que levanta la mano y contagia entusiasmo e interés con su actitud.

Ese estereotipo que vincula extroversión con éxito o eficacia, sigue muy arraigado en nuestras mentalidades y en nuestra sociedad. Los especialistas en psicología social, por ejemplo, nos indican que en estas últimas décadas el perfil de la persona extrovertida, carismática pero a la vez egocéntrica y poco sensible a las necesidades ajenas, sigue encumbrando con mucha más fuerza nuestros entornos laborales y nuestras élites políticas.

Es como si el ideario colectivo valorara esos rasgos comportamentales y de personalidad como eficaces sin llegar a ver realmente el desempeño productivo, o la capacidad de crear un clima de armonía entre los grupos de trabajo. Sin embargo, y aquí llega lo más contradictorio, las actuales investigaciones sobre liderazgo nos revelan que las personas introvertidas, calladas, reflexivas y pacientes, propiciarían un rendimiento mucho más elevado y un entorno humano más satisfecho.

Por otro lado, la profesora e investigadora Francesca Gino, de la Universidad de Harvard, realizó un trabajo donde demostró que los líderes con un perfil de personalidad introvertido no abundan demasiado en nuestra actualidad. Son aves extrañas en un mundo donde sigue triunfando la extroversión. Sin embargo, en aquellos entornos laborales donde el departamento de dirección cuenta con líder de estilo pausado, reflexivo a la vez que sensible, actúa como gran facilitador a la hora de potenciar las aptitudes de sus trabajadores.

Los empleados son mucho más proactivos, más creativos y se sienten más felices, porque ese líder introvertido les aporta confianza y nuevas oportunidades.

Las personas calladas y sus mentes

Las personas calladas no son necesariamente tímidas. Son pausadas, tienen otro ritmo, otros tiempos y otras necesidades. Para ellas, el mundo, va a veces demasiado rápido y no alcanzan a poder analizar tal y como desean cada aspecto, cada detalle. Porque cada matiz de su realidad debe pasar primero por el filtro de las emociones, y tal delicadeza, tal meticulosidad lleva su tarea, su lenguaje, su artesanía.
Hay quien encuentra el silencio como algo incómodo e insoportable… Tal vez sea porque tienen demasiado ruido en su interior.

Las personas calladas no se sienten cómodas siendo el centro de atención. No son el satélite de nadie y prefieren orbitar en espacios privados, a veces hasta solitarios. Este estilo comportamental puede suscitar cierta extrañeza ante las miradas ajenas, de ahí, que muchas veces las personas más silenciosas sean etiquetadas de tímidas, apocadas, reservadas o faltas de interés. Sin embargo, es importante saber que este estilo de personalidad esconde sus tesoros y sus bellezas en las profundidades y es ahí donde se halla su incomensurable belleza.

Características de la persona silenciosa e introvertida

- Piensan antes de hablar. Son considerados a la hora de comunicar, saben escuchar, reflexionan y más tarde responden.
- No les agrada la superficialidad. Su foco de interés navega en las profundidades de la realidad, son imaginativos, les gusta relacionar ideas, conceptos, son soñadores y suelen hablar con ellos mismos todo el tiempo.
- Las personas calladas suelen caracterizarse por una buena autoconfianza. No se dejan llevar tampoco por opiniones ajenas, tienen unos valores sólidos y unas ideas claras.
- Prefieren escribir a comunicar. Se sienten más cómodos con la palabra escrita.
- La soledad es un refugio común en la persona introvertida. Sin embargo, cabe señalar que no la buscan como mecanismo de huida, sino como espacio para recuperar la energía y la claridad cuando el mundo les satura con sus estímulos, sus voces, sus prisas y sus rumores.
Porque al fin y al cabo, las personas calladas son cómplices de esa sabiduría que nace de la reflexión, la imaginación y ante todo, del tranquilo silencio.
(Fuente: Mujer)

No hay comentarios:

Publicar un comentario