sábado, 11 de enero de 2014

Llorar y consolar


La mayor parte de las veces, cuando hemos visto a alguien llorar, en algún momento de nuestras vida hemos sentido empatía por esa persona más aún si su relación con nosotros es estrecha. 
Supongo que el lloro, una de las ventajas evolutivas que tiene (aparte de expulsar la tensión interna y segregar sustancias para devolver al cuerpo a su equilibrio) es mover al grupo que te rodea a cuidarte y tenerte en especial estima, es una alarma que hace que los demás sientan que estás en un estado más delicado (que no débil), que te apoyen y acompañen en ese momento difícil, que aumente la empatía hacia ti.
Pero cuando sentimos esa empatía ante el llorar de otra persona, también nos hemos puesto nerviosos. ¿Qué hacer? ¿Cómo calmar a esa persona? ”Tengo que hacer que pare de llorar” es el primer pensamiento casi inconsciente y que salta como resorte en nuestra mente. Supongo que es un impulso también natural.
No se si os habéis dado cuenta de la curiosa contradicción. En ese momento, tratamos muchos de nosotros por todos los medios de que la otra persona deje de llorar… ¿por qué? Pienso que porque nos pone muy nerviosos el no saber que hacer… el pensar que no podemos o no sabemos ayudar… así que aunque nos parezca que tratamos de parar ese llanto por beneficiar a la otra persona, muchas veces lo estamos haciendo justamente por APLACAR NUESTRA VOZ INTERIOR que nos impele a “hacer algo” para que las lágrimas dejen de brotar en esa otra persona, para eliminar su estado de tristeza que nos incomoda. O sea que aunque pensamos que lo hacemos por la otra persona, lo estamos haciendo quizás para CONSOLARNOS A NOSOTROS MISMOS y que pare nuestro nerviosismo ante esa situación que estamos viviendo.
Hace unos años vi en la televisión un reportaje sobre médicos sin fronteras acerca de su labor en un país de América latina del que no recuerdo el nombre. Esos médicos contaba que entre algunas madres solteras, jóvenes y/o pertenecientes a familias desestructuradas… se solía dar el trágico caso de que al cuidar de sus bebés, muchos de estos morían prematuramente porque sus madres, inexpertas e iletradas en muchos casos… solían tapar la boca de sus hijos mientras estos vomitaban… ellas, al verlos vomitar, temían que se les estuviera saliendo por la boca algún fluido o parte vital de su cuerpo… sin saber que eso era justo lo que el bebé necesitaba para librarse de lo nocivo y dañoso. Así que el miedo de la madre y las ganas de ayudar a su querido bebé era precisamente lo que estaba matando a estos. En esos casos, la labor de los médicos era en la de educar a las madres embarazadas o con recién nacidos y comentarles que lo que simplemente tenían que hacer, en esa situación, era colocar a sus hijos de forma que pudieran vomitar si lo necesitasen, para que quedaran relajados y posteriormente revisar que era lo que comieron que les había sentado mal para poder encontrar las causas del vómito.
Algo así podría extrapolarse, aunque aparentemente de manera mucho menos trágica, al tema de la tristeza y el llorar. No pienso que a nadie se le ayude en esos momentos diciéndole frases tópicas como:
  • “Vamos, no pasa nada, no es para tanto” (claro que pasa… para mi si pasa sino no estaría llorando. Diciendo eso solo estas haciendo que me ponga peor porque siento que no se me comprende, que no debiera estar triste, llorar o que las razones de mi lloro son banales).
  • “Has de ser fuerte” (o sea, que si lloro es porque soy una nenaza, un malcriado, un debilucho/a… pues si que me estas reconfortando…).
  • “Los hombres no lloran” (¿desde cuando?)
No pienso que haya que culpar a nadie por esas frases, supongo que son lo primero que te viene a la mente cuando eres inexperto y te sientes confuso ante el estado de shock que es para ti encontrar a alguien llorando. Aunque si realmente deseas ayudar, LO IMPORTANTE ES ACOMPAÑAR, simplemente ESTAR en silencio y calma junto a la otra persona, escucharla (claro está si ella lo desea ya que no es beneficioso forzar situaciones) y ayudarla a ver a través de nuestra reacción que estar triste y llorar es una emoción más, totalmente aceptable y necesaria, que a todos nos ocurre en algún momento de nuestras vidas, que no hemos de repudiarla o avergonzarnos de ella y que está bien que podamos echar de vez en cuando todo eso que nos acongoja por dentro hacia fuera pero a la vez pensar en las razones o causas que nos llevaron a ese estado.
Supongo que el acompañar no quita el poder animar a la persona a contactar con algún profesional que pueda ayudarla más eficazmente si esos episodios se repiten con demasiada frecuencia o duran más de la cuenta.
Actualmente entiendo el llorar o el estar triste como una oportunidad de autoconocimiento, todo tiene su parte positiva y la del llorar tiene la de poder prestar atención más fácilmente a nuestro interior en esos momentos y conocernos mejor ya que están nuestros sentimientos y emociones más a flor de piel y no situados tan profundamente como de costumbre.
….y como casi siempre pasa, este dejar llorar y consolar también puede ser aplicado a la manera en que nos vemos a nosotros mismos cuando estamos tristes o llorando y a como tratamos de consolarnos, si nos permitimos o no estar en ese estado y a las frases inconscientes que nuestro Ego o nuestra mente nos suelta en esos momentos, la mayor parte nada beneficiosas y bastante crueles para nuestra persona.

No hay comentarios:

Publicar un comentario