Me doy cuenta que en la vida hay momentos muy enriquecedores. Muchas veces, los grandes momentos de provecho vienen de pequeñas conversaciones, cosas que decimos, vemos u oímos.
Hace poco aprendí eso de un compañero de trabajo. Él me comentaba que le faltaba poner orden a su vida. Le pregunté cómo pensaba que podría comenzar a alcanzar ese orden que necesitaba y anhelaba. Su contestación no fue la que yo esperaba, me dijo “pues, comenzando por mi armario”. Sé que ya tiene su armario ordenado, literalmente, y que eso le ha dado una gran satisfacción al poder ver un cambio en su forma de hacer las cosas.
Personalmente, ese incidente me ha hecho pensar en mi armario interior. ¿Qué es lo que contiene mi armario? ¿Qué me sobra? ¿Qué me falta? ¿Qué tengo que hacer para que esté más ordenado? ¿Para qué tenga más sentido? ¿Cuáles son las emociones que no me convienen tener, pero a las que me aferro porque, después de todo, a veces me “gusta” sentirme víctima?
Sé que esto suena fuerte, pero es mi realidad personal y sé que tengo que trabajarla.
Necesito aprender a ser más inteligente con mis emociones, mi cuerpo me lo está pidiendo. Estoy hablando de mi propia vida y de mis emociones, pero si tú te identificas con esto, sabes de lo que estoy hablando. Muchas veces guardo en mi interior cosas que necesito soltar. No solamente hablo de cosas difíciles de digerir, hablo también de mis actitudes y de cómo manejo mis recuerdos y mis emociones.
Yo soy la única que limita mi vida, soy la única que puede poner orden en mi corazón, en mi mente. ¿Qué haré al respecto? Me atreveré a pensar en mi futuro, a ver dónde me está llevando el camino que estoy siguiendo. Dejaré de castigarme por el pasado, no puedo cambiar nada de lo que haya allí. Seré valiente y honesta conmigo misma. Identificaré dónde quiero ir y tomaré los pasos adecuados para alcanzar mis sueños; si los puedo soñar, los puedo alcanzar.
¿Y tú? ¿Te atreves a acompañarme?Una vida interior renovada, con resultados nuevos. ¡Nuestro tiempo es limitado, aprovechémoslo!
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